Como cada 2 de febrero, la Iglesia celebra el día de la Vida Consagrada, donde nos recuerda no solo lo importante de abrirse al llamado de Dios, sino que a reconocer y destacar que este estilo de vida, es hermoso, conduce a la santidad y a la plenitud de las personas. El Papa Francisco hoy ha celebrado una Eucaristía y su homilía ha ido dirigida especialmente los consagrados. Termina sus palabras con esta invitación:
"Queridos amigos, renovemos hoy con entusiasmo nuestra consagración. Preguntémonos qué motivaciones impulsan nuestro corazón y nuestra acción, cuál es la visión renovada que estamos llamados a cultivar y, sobre todo, tomemos en brazos a Jesús. Aun cuando experimentemos dificultades y cansancios, hagamos como Simeón y Ana, que esperan con paciencia la fidelidad del Señor y no se dejan robar la alegría del encuentro con Él. Pongámoslo de nuevo a Él en el centro y sigamos adelante con alegría." Y nosotros, aprovechamos también de saludar y ofrecer nuestra sincera oración por todas nuestros consagrados, aquellos que han ofrecido sus vidas al Señor y a su Iglesia, a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, Las Hermanas Adoratrices No Vidente y los Hijos de la Divina Providencia. Que el Señor les fortalezca y renueve a diario en su vocación.
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